A la hora de definir cuáles de los 16 países le impactó más, Javier duda un instante y enseguida elije sin dudas: “Colombia y México, aunque la gente crea que son dos lugares peligrosos, es la gente más amable que hay”.
Desde luego que hay que tener algunos cuidados, escuchar cuando te dicen que no pases de noche por ciertos lugares, pero en todo el trayecto no tuve ni un solo episodio de riesgo, sólo en Alaska que te tenés que cuidar de los osos, resume esta formidable experiencia el ciclista argentino.